Nacida en la ciudad de Nevers, Francia, en el año 1964, Annick bebió desde pequeña el amor por el arte a través de su padre, pediatra de profesión y admirador de los grandes artistas de su época.
Antes de dedicarse de lleno a la pintura, Annick ha sido una creativa de moda muy afamada tanto en el campo del cine como de la publicidad.
Sus trabajos son una deliciosa explosión de figuras femeninas tan sensuales como sutiles y tan desenvueltas como apacibles.
Mujeres retratadas con la caricia de un pincel fino, detallista, sereno y muy sensual.
Mujeres elegantes, sorprendidas en momentos íntimos y cotidianos, a veces reflexivos,
vestidas con telas ligeras y glamurosas que cubren a una mujer encantada de dejarse arrullar por sedas, rasos, zapatos de tacón y corpiños, sin dejar por ello de tener una actitud persuasiva y contundente.
Casi siempre la pintora nos sorprende con la quietud y sensual pose de las modelos,
sin delatar hacia donde dirigen su mirada, pero presintiéndola, por toda la actitud de la
retratada, hacia el infinito. Son quizá los colores que utiliza en sus cuadros el contraste perfecto:
La fría tranquilidad soñadora del conjunto de los tonos azules, en contraste armónico con el
rojo apasionado. Sin duda cuadros cargados de sensualidad y glamour.